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Dehkiaht.
El Akjai hizo que su cuerpo adoptara la familiar curva y animó a Tiikuchahk y Akin a
sentarse o recostarse contra él. Les dio a cada uno un brazo sensorial, y también le dio
otro a Dehkiaht cuando éste se deslizó por una de sus placas para colocarse junto a ellos.
Entonces fue cuando Akin tuvo la primera noticia de lo que los demás habían decidido.
Notaba ahora lo que no había sido capaz de sentir antes: que los otros lo veían a él como
algo que habían ayudado a crear.
Se suponía que él tenía que decidir el destino de los resistentes. Se suponía que él
tenía que tomar la decisión que los Dinso y los Toaht no podían tomar. Se suponía que él
tenía que estudiar lo que debía de hacerse, y convencer a los demás de ello.
Había sido abandonado a los resistentes cuando éstos lo habían secuestrado, para que
así pudiese estudiarlos como ningún adulto podría, como ningún construido nacido de
oankali podría. Todo el mundo conocía los cuerpos de los resistentes, pero nadie conocía
su modo de pensar como Akin. Nadie, excepto otros humanos. Y no se les podía permitir
a éstos que convencieran a los oankali de que llevasen a cabo esa cosa, profundamente
inmoral y antivida, que Akin había decidido que tenía que ser hecha. Los demás habían
sospechado lo que decidiría..., lo habían temido. No lo hubiesen aceptado, si él no
hubiera sido capaz de sembrar la confusión y lograr un cierto acuerdo entre los
construidos, tanto nacidos de oankali como de humana.
Deliberadamente, habían depositado en Akin el sino de los resistentes..., el destino de
la raza humana.
¿Por qué? ¿Por qué no en una de las hembras nacidas de humana? Algunas de ellas
ya eran adultas antes de que él naciese.
El Akjai le facilitó la respuesta aun antes de que él se diese cuenta de haber hecho la
pregunta:
 Eres más oankali de lo que piensas, Akin..., y mucho más oankali de lo que pareces
por tu aspecto. Y, sin embargo, eres muy humano. Te aproximas a la Contradicción más
de lo que nadie se había atrevido a llegar antes. Eres tanto de ellos como puedas ser, y
tanto de nosotros como tu ooan se atrevió a hacerte. Eso te deja con tu propia
contradicción. Y eso también te convirtió en la persona más apropiada para elegir por los
resistentes..., para escoger entre una muerte rápida o una muerte larga y lenta.
 O la vida  protestó Akin.
 No.
 Una oportunidad de vida.
 Sólo por un tiempo.
 ¿Estás seguro de eso..., y aun así hablaste en mi favor?
 Yo soy Akjai. ¿Cómo puedo negarle a otro pueblo la seguridad de un grupo Akjai?
Incluso cuando para este pueblo eso sea una crueldad. Compréndelo, Akin: es una
crueldad. Tú y aquellos que les ayudéis les daréis las herramientas para crear una
civilización que se destruirá a sí misma con tanta seguridad como la hay en que la fuerza
de la gravedad va a mantener a su nuevo mundo en órbita alrededor de su sol.
Akin no halló la menor señal de duda o incertidumbre en el Akjai. Creía realmente en lo
que estaba diciendo. Creía saber que, de hecho, la Humanidad estaba condenada. Ahora
o más tarde.
 El trabajo de tu vida será decidir por ellos  continuó el Akjai , y luego actuar según
tu decisión. El pueblo te dejará hacer lo que creas que es correcto. Pero no debes de
hacerlo basándote en la ignorancia.
Akin agitó la cabeza. Podía notar la atención de Tiikuchahk y Dehkiaht centrada en él.
Pensó por un tiempo, tratando de digerir la indigerible certidumbre del Akjai. Había
confiado en él, y él no le había fallado. No mentía. Podía estar equivocado, pero
únicamente si todos los oankali estaban equivocados. Su certidumbre era la certidumbre
de los oankali. Una certidumbre de la carne. Habían leído los genes humanos y predicho
el comportamiento de la Humanidad. Sabían lo que sabían.
Y, no obstante...
 No puedo no hacerlo  dijo . Trato, una y otra vez, de decidirme a no hacerlo, pero
no puedo.
 Te ayudaré a hacerlo  dijo de inmediato Dehkiaht.
 Busca una compañera hembra a la que puedas estar especialmente unido  le dijo el
Akjai . Akin no se quedará contigo. Eso lo sabes.
 Lo sé.
Ahora el Akjai volvió su atención hacia Tiikuchahk:
 Tú no eres tan infantil como te gustaría ser.
 No sé lo que seré  contestó Ti.
 ¿Qué es lo que sientes acerca de los resistentes?
 Secuestraron a Akin. Le hicieron daño y me hicieron daño. No quiero tener que
preocuparme por ellos.
 Pero te preocupan.
 No quiero que sea así.
 Eres en parte humana. No deberías de tener esos sentimientos hacia un grupo tan
grande de humanos.
Silencio.
 He encontrado maestros para Akin y Dehkiaht. También te enseñarían a ti.
Aprenderías a preparar un mundo muerto para la vida.
 No quiero hacerlo.
 ¿Qué es lo que quieres hacer?
 No..., no lo sé. [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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